La historia de las mujeres en Chile combina el protagonismo y la acción social con la discriminación e invisibilidad. Activas desde la Colonia en el quehacer humanitario, a fines del siglo pasado se incorporan a la universidad, graduándose como las primeras profesionales de América Latina. Más de cincuenta años de lucha fueron necesarios para conquistar su ciudadanía y con ella un lento acceso a cargos de representación popular y de gobierno. Los grandes temas sociales, la paz mundial y su condición de subordinación, impregnaron su acción colectiva desde comienzos del siglo, y reaparecieron en las décadas recientes -bajo la dictadura militar- en una miríada de organizaciones que pugnaron por el respeto a los derechos humanos, la recuperación de la democracia en todos los planos y la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.
Las mujeres chilenas son acentuadamente urbanas, más que los hombres, principalmente las jóvenes-adultas; han reducido apreciablemente su fecundidad en los últimos cuarenta años (de 5 a 2,6 hijos promedio) y han mejorado notablemente su condición educativa; un tercio de las mayores de 15 años participa en el mercado laboral y algo más de la mitad vive en condiciones de pobreza. Con estos rasgos sociodemográficos, participan abundantemente en las organizaciones sociales de base, pero son aún una exigua minoría en los ámbitos de poder y toma de decisiones. Sus condiciones de vida se vieron afectadas por las crisis económicas y la acción represiva del gobierno establecido mediante el golpe de Estado de 1973.
Este perfil basado en cifras promedio -útil especialmente para su comparación con los hombres- presenta particularidades por sectores. Entre las mujeres urbanas, el factor diferencial más importante se refiere al nivel socioeconómico. Las mujeres pobres -más de la mitad de la población femenina urbana- tienen una fecundidad mayor, deficiencias educativas y ocupacionales y acentuadas carencias en el campo de la salud. Por su parte, las más pobres han generado estrategias de sobrevivencia y han acudido al mercado de trabajo en condiciones de subempleo e informalidad.
Las mujeres rurales muestran en general rasgos sociodemográficos más deprimidos, si bien han alcanzado niveles educacionales semejantes a los varones rurales. Destaca su invisibilidad productiva: se registran trabajando económicamente menos del 20% de las que están en edad de hacerlo. Un sector particular de mujeres es el indígena que, además de sufrir discriminación por razones de sexo y etnia, presenta la fecundidad más alta, la menor esperanza de vida y, en general, las peores condiciones socioeconómicas del país.
Tras diecisiete años de gobierno militar, que interrumpieron una larga historia democrática, el país enfrenta una coyuntura llena de desafíos y esperanzas. Recuperado el ejercicio de la democracia mediante un proceso de articulación de movimientos sociales y actores políticos, el gobierno del Presidente Aylwin busca materializar un programa que incluye la efectiva democratización de la sociedad, recuperando las antiguas tradiciones y promoviendo una creciente adecuación a los nuevos tiempos. Internamente, las heridas de innumerables violaciones a los derechos humanos y ciudadanos no se han cerrado. En el plano internacional, urge la reinserción en la comunidad latinoamericana y mundial. Por último, si bien la economía muestra equilibrios macroeconómicos y estabilidad, la política económica aplicada bajo el régimen militar dejó una elevada deuda social con aquellos sectores que pagaron sus costos.En el ámbito femenino, el resurgimiento de un movimiento de mujeres, paralelo al de otros países, ha tenido como resultado la multiplicación de los espacios y recursos institucionales para la promoción de un cambio cultural hacia una sociedad igualitaria. Dicho movimiento creció bajo las difíciles condiciones del régimen militar y ahora reacomoda su acción en el proceso de consolidación de la democracia. La existencia de un Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) con rango ministerial y de un programa gubernamental elaborado por las propias mujeres, son apenas un reflejo de su compromiso con la justicia y la democracia.
El desarrollo del proyecto Mujeres Latinoamericanas en Cifras en Chile ha sido una nueva oportunidad de acción en esa dirección. Mediante un convenio con el Servicio Nacional de la Mujer fue posible tener acceso a importantes fuentes de información oficiales. A su vez, la oportuna entrega de la información obtenida al SERNAM ha permitido un diagnóstico más acabado para la elaboración de políticas y programas de acción para el mejoramiento de la condición de las mujeres chilenas.
The history of women in Chile combines the prominence and social action with discrimination and invisibility. Active since the colony in the humanitarian work, at the end of the last century are incorporated into the University, graduating as the first Latin American professionals. More than fifty years of struggle were necessary to conquer their citizenship and with it a slow access to positions of representation of the people and Government. The major social issues, world peace and status of subordination, permeated their collective action since the beginning of the century, and reappeared in recent decades - under the dictatorship military - a myriad of organizations that pushed for the respect for human rights, the restoration of democracy at all levels and effective equality between women and men.
Chilean women are sharply urban, more than men, primarily the jóvenes-adultas; they have significantly reduced their fertility in the past forty years (from 5 to 2.6 children average) and they have significantly improved their educational status; one third of the highest in 15 years participates in the labour market and more than half live in poverty. With these demographic traits, they are heavily involved in grassroots social organizations, but are still a tiny minority in the areas of power and decision-making. Their living conditions were affected by economic crises and the repressive action of the Government established by the coup of 1973.
This profile based on average figures - useful especially in comparison with men - presents characteristics by sector. Among urban women, the most important differentiating factor refers to the socio-economic level. Women poor - more than half of the urban female population - have greater fertility, occupational and educational deficiencies and pronounced shortcomings in the field of health. For its part, the poorest have generated survival strategies and have gone to the labour market in conditions of underemployment and informality.
Rural women generally show more depressed sociodemographic traits, although they have reached similar rural males educational levels. Stresses its productive invisibility: recorded working economically less than 20% of which are age do. A particular sector of women is the indigenous peoples, as well as discrimination on grounds of sex and ethnicity, reporting the highest fertility, less hope of life and, in general, the worst socio-economic conditions of the country.
After seventeen years of military Government, who interrupted a long democratic history, the country faces a situation full of challenges and hopes. Recovered the exercise of democracy through a process of articulation of social movements and political actors, the Government of President Aylwin seeks to implement a program that includes the effective democratization of the society, recovering the ancient traditions and promoting a growing adaptation to the new times. Internally, the wounds of innumerable violations of human rights and citizens not being closed. At the international level, urges the reintegration in the Latin American community and world. Finally, while the economy displays macroeconomic equilibria and stability, economic policy under the military regime left a high social debt with those sectors that paid their costs.In the women's field, the resurgence of a women's movement, parallel to that of other countries, has resulted in the multiplication of spaces and institutional resources for the promotion of a cultural change towards an egalitarian society. This movement grew up under difficult conditions of the military regime and now reacomoda his action in the process of consolidation of democracy. The existence of a national women's service (SERNAM) with ministerial rank and a Government programme developed by the women themselves, are only a reflection of its commitment to justice and democracy.
The development of the Latin American women in figures in Chile project has been a new opportunity for action in that direction. Through an agreement with the national women's service, it was possible to have access to important official information sources. In turn, the timely delivery of information to the SERNAM has allowed a more finished diagnosis for the elaboration of policies and programmes of action for the improvement of the status of Chilean women.